lunes, 27 de noviembre de 2006

Te busco

Sigo buscando tu sonrisa
en esa casa que se encuentra ya vacía
donde tan solo quedan recuerdos mudos
de aquellos encuentros en los que
sólo el amor nos movía,
donde la pasión nos hacía sentir
que estábamos vivos en cada instante
en el que nos entregábamos sin remedio
dando rienda suelta a nuestro instinto
que nos hacía amarnos sin medida.

Sigo buscando tu mirada
en cada espejo, en cada ventana,
grito tu nombre al vacío
trayéndote a mi en cada eco.
Creo ver tu imagen en cada cuadro,
verte tras cada puerta,
olerte en cada esquina.
Te busco descontroladamente
sin encontrar siquiera un rastro
de lo que hicimos en aquel momento,
ta sólo recuerdos me embargan
de lo bello que fue lo nuestro.

Buscándote aún me encuentro
hasta el último rincón de mi aposento
recordando siempre la misma triste historia
de aquel momento cuando decidiste
alejarte para siempre de mi lado
dejando todo mi universo helado
sin aquel calor que emanaba
por tanto amor que nos entregábamos.

En cada esquina de esta casa
que está llena de tu ausencia,
tan sólo estamos yo y mis recuerdos
que no hacemos más que extrañarte
en cada tertulia que tenemos
cuando de camino la encuentro.
Tan triste me encuentro ahora
viendome sólo frente al espejo.
Date cuenta lo que perdiste,
date cuenta de lo que estoy hecho,
date cuenta lo que me diste
que de eso, ambos estamos hechos.

Sé que tú también me extrañas
tan fuerte como yo en estos momentos
mas, si dejarme eso fue lo que decidiste
y conociendome como me conoces...

... ¿Tu crees que YO voy a dejarte?

Quasimodo/2006

viernes, 17 de noviembre de 2006

Quien eres, Quasimodo...?

Me había recluido del mundo aquel momento, como siempre suelo hacerlo, cuando necesito hablar con él. Me había ubicado delante de aquel espejo de baño el cual cada mañana veo indiferente, pero esta vez lo veía muy diferente, buscaba en su interior una respuesta a una pregunta que había soltado al aire alguna vez en mi vida. No pregunten el momento porque ni yo mismo me acuerdo, quizás fue en un momento de desventura donde quería encontrar a Quasimodo y preguntarle qué es y por qué está en mi sin que me lo haya siquiera consultado. No busco una entrevista, como sí la tuve con mi mesita de noche. Ahora sólo buscaba una respuesta: ¿Quien eres Quasimodo?

No estuve mucho tiempo mirando al espejo cuando se pronto lo sentí, detrás mío como una sombra. Sentí su mano por sobre mi hombro y sentí su calidez paternal, una sensación que me ponía alegre y temeroso a la vez. Habrá venido dispuesto a contestar mi inquietud, a acabar de una vez por todas con aquella espina que tengo en mi corazón. Siempre quise saber quien en realidad eras, Quasimodo.

No reparé en repetirle la pregunta, dejando en evidencia la ansiedad que tenía por la respuesta y él, como quien adivinando lo que buscaba caminaba lentamente por detrás de mí, susurrándome algo al oído. No llegué a verlo con claridad a través del espejo ni tampoco quise voltear por temor a que se esfumara y con él, quizás mi única oportunidad en saber en verdad quien era Quasimodo. Llegó entonces a decirme lo siguiente:

Soy alguien que nace cuando tienes la intención de escribir;
alguien que ni siquiera existe, pero que capaz de crear;
alguien que es sólo una ilusión y es capaz de ilusionarse;
alguien a quien la gente no puede sentir,
pero que él si puede hacerlo por la gente.


Soy alguien que no puede ver, pero tiene una visión muy particular de la vida;
alguien que no puede hablar, pero que de alguna manera puede escribir
y escribir es lo que hago bien y lo que me mantiene vivo,
escribir es aquello para lo que nací y para lo único que sirvo
pues todo lo que escribes aquí me lo debes a mi
y todo lo
que te hago escribir, es que a ti te lo debo.

Soy alguien que vive de ilusiones, aunque por ello poco a poco esté muriendo
soy alguien que termino siempre herido, cuando el corazón es dañado
soy alguien que se resiste a la idea, de algún día dejar de existir
y es que mientras aún tengas algo en qué pensar, yo tendré algo que escribir.

Soy alguien que mientras tengas ganas de amar
yo recitaré el poema que le haz de decir.
Soy alguien que siempre existiré
aún cuando tu dejes de hacerlo,
aún cuando muera en cada suspiro
pues vuelvo a nacer en cada verso.

Soy alguien que simplemente vive por amor y muere por amar....


Me dí cuenta que tenía los ojos cerrados y procedí a abrirlos de inmediato, quise verlo siquiera antes que se marchase. Pero nada, ya había desaparecido. Fiel a su estilo, no tuvo mejor idea que recitarme su esencia y yo, tan sólo me queda aceptarlo, me di cuenta que todo lo que escribo se lo debo a él.

Gracias, mi querido Quasimodo...

El Autor/2006