domingo, 31 de diciembre de 2006

Ideas al aire...

Volver
Si tuviera la oportunidad de volver en el tiempo, regresaría a aquel momento en el que te vi por primera vez. Dejarme sorprender de nuevo por tu presencia, dejándome enamorar de esa manera. Quisiera redescubrir de ti, aquello que hasta ahora no puedo olvidar y decirte aquello que nunca llegué a decir, siendo "lo siento" la primera palabra que pronunciaría.

No sé
La verdad, no sé si el acordarme de ti me haga bien o termine haciéndome daño, y es que no te veo hace más de un año, pero sigues en mi mente como si te hubiera visto ayer. Cuando quiero olvidarte, de la nada todo hace que me acuerde de ti. Cuando quiera enamorarme de alguien, temo llegar a hacerlo pensando en ti. Sé que me condeno a mi mismo a pensar en ti, sé que me castigo guardando tu recuerdo. Sé que aún siento que te quiero aún sabiendo que tú no sientes lo mismo. Mas abro los ojos y ya nada tiene sentido...

Muerte
Para mi, el amor es una enfermedad mortífera en su etapa terminal; la poesía, la más hermosa forma de agonizar...

Historias

Todos tenemos una historia que contar, una mirada que buscar y unos besos que añorar...

Qué tengo que hacer?
¿Qué es lo que tengo que hacer para hacerme notar y que seas capaz de verme?
¿Qué es lo que tengo que decir para que cambies tu actitud y me quieras escuchar?
A pesar que dije e hice muchas cosas, sigues con tu indiferencia.
Es por ello la pregunta, porque quiero llegar a ti y mis medios no tuvieron éxito.
¿Acaso tengo que hacer otras cosas para llamar tu atención?
Al menos dame una seña de lo que tengo que hacer.

Suspiro
Duele tener que tragarse un suspiro, evitar una mirada; en fin, resignarte a no poder quererte. Duele estar tan cerca de ti y no poder tenerte ni mucho menos desearte. Saber que no podría ni ser capaz de llamar tu atención por más que lo intente, eso también duele.

Suerte
Quisiera recitarte esta noche, uno a uno, los más sublimes versos que pueda crear gracias a ti y, al pie de tu cama mientras la luna se cuele por tu ventana e ilumine tu rostro, contemplarte mientras duermes; quisiera ser aquel guardián que velará tus sueños. Pensando dentro de mí qué fue lo que hice para merecer tamaña suerte.

Tu Fotografía
A pesar de todo y aunque no me lo creas, todavía le sigo hablando a una vieja fotografía tuya, me sigo preguntando que podrías estar pensando en estos momentos y qué me contestaría esa imagen que mira hacien quién sabe donde; quisiera aferrarme a la idea que podrías necesitar de mi ayuda, sigo soñando que me harías caso, diciéndome a mi mismo que jamás te fuiste...

Mi juramento
Me juré a mi mismo no volver a verte a los ojos, pues la última vez que lo hice, terminé enamorado de ti...

Quasimodo/2006

lunes, 11 de diciembre de 2006

Mi deseo...

Quiero regalarte una sonrisa a la distancia
y el mejor de los deseos desde lejos,
quiero besar tu imagen en mi mente
y beberme tu permufe como vino añejo.

Quiero prestarte mi corazón
para que hagas con él lo que quieras
te lo entrego entero y sin restricción
para que lo devuelvas cuando te dé la gana.

No quiero emocionarme en vano
si es que no sientes tú lo mismo.
Quiero ser objetivo y precavido
para no enamorarme sin tu permiso.

Quasimodo/2006

lunes, 27 de noviembre de 2006

Te busco

Sigo buscando tu sonrisa
en esa casa que se encuentra ya vacía
donde tan solo quedan recuerdos mudos
de aquellos encuentros en los que
sólo el amor nos movía,
donde la pasión nos hacía sentir
que estábamos vivos en cada instante
en el que nos entregábamos sin remedio
dando rienda suelta a nuestro instinto
que nos hacía amarnos sin medida.

Sigo buscando tu mirada
en cada espejo, en cada ventana,
grito tu nombre al vacío
trayéndote a mi en cada eco.
Creo ver tu imagen en cada cuadro,
verte tras cada puerta,
olerte en cada esquina.
Te busco descontroladamente
sin encontrar siquiera un rastro
de lo que hicimos en aquel momento,
ta sólo recuerdos me embargan
de lo bello que fue lo nuestro.

Buscándote aún me encuentro
hasta el último rincón de mi aposento
recordando siempre la misma triste historia
de aquel momento cuando decidiste
alejarte para siempre de mi lado
dejando todo mi universo helado
sin aquel calor que emanaba
por tanto amor que nos entregábamos.

En cada esquina de esta casa
que está llena de tu ausencia,
tan sólo estamos yo y mis recuerdos
que no hacemos más que extrañarte
en cada tertulia que tenemos
cuando de camino la encuentro.
Tan triste me encuentro ahora
viendome sólo frente al espejo.
Date cuenta lo que perdiste,
date cuenta de lo que estoy hecho,
date cuenta lo que me diste
que de eso, ambos estamos hechos.

Sé que tú también me extrañas
tan fuerte como yo en estos momentos
mas, si dejarme eso fue lo que decidiste
y conociendome como me conoces...

... ¿Tu crees que YO voy a dejarte?

Quasimodo/2006

viernes, 17 de noviembre de 2006

Quien eres, Quasimodo...?

Me había recluido del mundo aquel momento, como siempre suelo hacerlo, cuando necesito hablar con él. Me había ubicado delante de aquel espejo de baño el cual cada mañana veo indiferente, pero esta vez lo veía muy diferente, buscaba en su interior una respuesta a una pregunta que había soltado al aire alguna vez en mi vida. No pregunten el momento porque ni yo mismo me acuerdo, quizás fue en un momento de desventura donde quería encontrar a Quasimodo y preguntarle qué es y por qué está en mi sin que me lo haya siquiera consultado. No busco una entrevista, como sí la tuve con mi mesita de noche. Ahora sólo buscaba una respuesta: ¿Quien eres Quasimodo?

No estuve mucho tiempo mirando al espejo cuando se pronto lo sentí, detrás mío como una sombra. Sentí su mano por sobre mi hombro y sentí su calidez paternal, una sensación que me ponía alegre y temeroso a la vez. Habrá venido dispuesto a contestar mi inquietud, a acabar de una vez por todas con aquella espina que tengo en mi corazón. Siempre quise saber quien en realidad eras, Quasimodo.

No reparé en repetirle la pregunta, dejando en evidencia la ansiedad que tenía por la respuesta y él, como quien adivinando lo que buscaba caminaba lentamente por detrás de mí, susurrándome algo al oído. No llegué a verlo con claridad a través del espejo ni tampoco quise voltear por temor a que se esfumara y con él, quizás mi única oportunidad en saber en verdad quien era Quasimodo. Llegó entonces a decirme lo siguiente:

Soy alguien que nace cuando tienes la intención de escribir;
alguien que ni siquiera existe, pero que capaz de crear;
alguien que es sólo una ilusión y es capaz de ilusionarse;
alguien a quien la gente no puede sentir,
pero que él si puede hacerlo por la gente.


Soy alguien que no puede ver, pero tiene una visión muy particular de la vida;
alguien que no puede hablar, pero que de alguna manera puede escribir
y escribir es lo que hago bien y lo que me mantiene vivo,
escribir es aquello para lo que nací y para lo único que sirvo
pues todo lo que escribes aquí me lo debes a mi
y todo lo
que te hago escribir, es que a ti te lo debo.

Soy alguien que vive de ilusiones, aunque por ello poco a poco esté muriendo
soy alguien que termino siempre herido, cuando el corazón es dañado
soy alguien que se resiste a la idea, de algún día dejar de existir
y es que mientras aún tengas algo en qué pensar, yo tendré algo que escribir.

Soy alguien que mientras tengas ganas de amar
yo recitaré el poema que le haz de decir.
Soy alguien que siempre existiré
aún cuando tu dejes de hacerlo,
aún cuando muera en cada suspiro
pues vuelvo a nacer en cada verso.

Soy alguien que simplemente vive por amor y muere por amar....


Me dí cuenta que tenía los ojos cerrados y procedí a abrirlos de inmediato, quise verlo siquiera antes que se marchase. Pero nada, ya había desaparecido. Fiel a su estilo, no tuvo mejor idea que recitarme su esencia y yo, tan sólo me queda aceptarlo, me di cuenta que todo lo que escribo se lo debo a él.

Gracias, mi querido Quasimodo...

El Autor/2006

viernes, 8 de setiembre de 2006

Si, estoy durmiendo...

No cierro mis ojos por gusto,
Lo que pasa es que los cierro para pensar en ella...
...traerla a mi lado siquiera con el pensamiento,
sentir su aroma aunque sea solo en sueños
percibir su voz que dice "te quiero" en cada balada...

Y si crees que estoy durmiendo,
por tener todos mis sentidos pendientes de ella,
te pido me dejes dormir...
Quasimodo/2006

domingo, 20 de agosto de 2006

Me estaré volviendo loco...?

Le hago un guiño al vacío
creyendo que aún estas ahí.
Le hablo de tí a la nostalgia,
cuando ella no deja de contarme
tan sólo recuerdos sobre ti.

Cuando llega la noche sueño contigo,
al arribar la mañana le pido al sol
que persuroso deje su lugar a la luna
pues mi necesidad de verte de nuevo
es tan grande que no bastan las horas del día
para esperar a que mi deseo se cumpla.

Le hablo de ti a mi soledad
mientras ella y la desdicha se mofan de mí,
le cuento nuestras anécdotas a la melancolía
y me dice risueña e incrédula que ya volverás;
la última de mis nuevas amigas,
la tristeza, me agarra tiernamente del hombro
y me invita amigablemente a llorar.
Quasimodo/2006

viernes, 18 de agosto de 2006

Te estoy esperando...

Aquí sentado junto a tu retrato
te estaré esperando todo el tiempo que fuera necesario,
si es que en verdad deseas que te espere.
Me perderé en la oscuridad de mi alma al no tenerte
me perderé entre recuerdos, canciones y cartas,
escribiré cuentos que relaten lo mucho que te quiero
aunque quizás nunca regreses para que las leas.

Gritaré tu nombre al viento por si llegaras a escucharme,
y lloraré mi rabia con toda el alma
para sacar todito lo que tengo aquí dentro,
para sacarte ahorita mismo de mis entrañas,
aunque aún sigas intacta en mi pensamiento.

Y nuevamente cenaré solo,
sentado frente a una taza de café que acabo de servirte
y le hablaré como si nada a tu retrato
pensando que quizás aún no te haz ido;
despertaré con la otra mitad vacía de la cama
buscando tu presencia aunque ya de ti no me quede nada.

Y lloraré por haberte perdido, por no haber podido retenerte,
lloraré mientras aún me queden lágrimas
pues seguiré recordándote, pues no aprendí a olvidarte;
elevaré una plegaria al cielo para que estés bien
donde sea que te encuentres, y
rezaré para que aún recuerdes volver por esa puerta
que se quedó abierta tras tu partida.

Aquí sentado a la mesa te estaré esperando
compartiendo en secreto mis penas con tu retrato...
Quasimodo/2006

viernes, 11 de agosto de 2006

Te digo adiós...

Te digo adiós
y créeme que lo siento.
Siento despedirme de ti,
siento el no poder haberte hablado,
siento el no haberte conquistado
y siento haber muerto al querer intentarlo.

Ni en pesadillas imaginé
que ha de llegar este momento
pues no me siento aún preparado
para decirte adiós
sin creer en lo que estoy diciendo.

Sin embargo el martirio no acaba ahí,
más castigo es para mí el seguir viéndote
tenerte a mi lado y sentirte tan lejos,
inalcanzable, perdida…

Perdida tras haberte dicho adiós
y seguir queriéndote.
Perdida al no resignarme a la idea
que no te pude haber tenido.
Perdida al tener que resignarte
a que otro sea tu dueño…

Te estoy queriendo y te digo adiós
pues tengo que hacerlo,
y no es porque yo haya querido,
sino porque ya no te siento…

Te tengo que decir adiós
pues ya estoy muriendo
y aunque parezca que así como tú
la vida se me está alejando
quisiera decirte que tú y tu indiferencia
son las que me están matando…

Quasimodo/2006

Te estuve mirando...

Ayer, sin decirte una sola palabra
te estuve observando en el bus.
Te contemplé tan bella y con una blanca luz
que creí que aquel momento
no era más que un dulce sueño,
del que no hubiera querido despertar.

Te estuve observando en silencio
sin poder palabra alguna pronunciar.
Me dije, en ese momento, a mi mismo
“Dios mío, qué de bueno habré hecho
para que tú, con este hermoso sueño
mi esperanza pueda regresar”.

Te estuve mirando sólo un instante...

Quasimodo/2005

Tu Rostro

Veo tu rostro angelical
y entre nuestros ojos evidencio
aquel anhelo que tengo
de tomarte entre mis brazos
y decirte que te quiero.

Qué ganas tengo de tenerte,
de poseerte y adorarte.
Qué ganas tengo de amarte
con un inimaginable amor loco,
para que siempre te acuerdes
hasta en los momentos espinosos,
que te he de querer eternamente.

Mirando tu rostro angelical
y te tomo las manos,
sin ganas de contenerme
y sin temor a equivocarme,
te expreso mi deseo ferviente
de amarte hasta la muerte.

Quasimodo/1995

lunes, 7 de agosto de 2006

Algo está pasando...

He dado un paso adelante, cuando
tan sólo hace unos instantes
delante del borde del precipicio estaba.
Me cuentro en franca caída
mas no estiro las manos
para no buscar alguna ayuda
no grito para que nadie me oiga caer.

¿Cómo me siento hoy?
pues digamos que nada bien
me siento aún incompleto
inventando historias que ni yo me las creo
viviendo cuentos que tienen un final incierto.

Pensando y pasando por varias cosas estoy
mas no puedo concentrarme en ninguna
siento que simplemente no quiero hacer nada.
Podría viajar por muchas ciudades,
decir mil y una barbaridades y sin embargo,
en mi memoria no quedará nada.

Cierro los ojos...
Y me veo a mi mismo, siendo aún un niño
sentado sólo en medio de la más intensa oscuridad
alumbrado, apenas, por una luz muy débil.
Me siento dentro de una caja
oyendo voces a lo lejos, mas no pudiendo contestarlas.

Podría caminar todo el día
de maera interminable sin saber donde llegar.
Podría hablar con todos y ninguno a la vez
sin tener absolutamente nada que contarles.
Podría estar viéndote a los ojos
y pensando de manera ilusa,
si algún día me llegue a enamorar.

Sin embargo, al final no pude,
estiré la mano, sentí miedo;
nunca quise hasta el fondo llegar
estoy pidiendo ayuda
y aunque nadie quisiera contestar,
espero que haya alguien que sea aquella ramita
que aguante mi caída,
espero que seas aquel rayito de sol
que venza la oscuridad de mi corazón,
aquel motivo que me haga creer y me haga querer...

¿Será eso posible?

Quasimodo/2006

lunes, 24 de julio de 2006

Lo siento...

De veras que lo siento,
si no fui aquel que esperabas,
si no hice lo que debía hacer,
si dije algo cuando no era el momento.

Siento mucho el no haberte escuchado
siento también, no haber contestado
el no prestar atención a tu llamado,
siento también no haber hablado.

Siento hoy derramar una lágrima
siento no haber tenido el valor de afrontar el reto,
siento no haber sido maduro,
siento haberte herido, no fue mi intención hacerlo.

Siento si alguna vez te ignoré,
si alguna vez te prejuzgué
si a tus emociones no reaccioné,
siento no haberte correspondido.

A todo esto, espero no haberte perdido
aunque en verdad las cosas
no hayan salido como habrás querido
y aunque pienses que todo está podrido
quisiera decirte que aun cuentas conmigo
y si en algo he de serte útil
y por la gran amistad que, ante todo, nos une
te digo que lo siento.

Quasimodo/2006

viernes, 7 de julio de 2006

Alguien me dijo que era un trabalenguas...

Es difícil aceptar cuando hay cosas que uno deja de decir sabiendo que la otra persona no las escuchará o cuando esperas escuchar cosas que quisieras que esta persona diga, pero sabiendo que nunca las dirá....

Y es más dicícil aún cuando esa persona ni siquiera está aquí para decírselas o para escuchar aquellas cosas que uno quisiera que esta persona diga, y en el fondo sabes que nunca las dirá...

Quasimodo/2006

Invisible

A veces sueño que soy invisible
y que la existencia para mi no cuenta,
que paso desapercibido,
que de mi presencia nadie da cuenta.

A veces sueño con ser un hermitaño
y refugiarme en la soledad del campo
dejar que pase el tiempo y sin embargo,
que nunca pase por mi lado.

Quisiera desaparecer sólo
por el hecho de hacerlo,
por la sola razón de no existir
porque sólo ya no me quiero sentir.

Quasimodo/2006

lunes, 26 de junio de 2006

Momentos

Sé que en momentos como éstos, lo mejor que puedo hacer por ti es esforzarme por que bosquejes, siquiera, una sonrisa. Tarea por demás complicada, pues la situación no ayuda en absoluto, pero estoy seguro que, quien esté arriba observándote, lo que más adora en esta vida es verte sonreír.

Enjuga tus lágrimas ante la dicha de saber que aquella persona nunca se marchará de tu lado, estará en todos los momentos que lo necesites, te acompañará siempre quete sientas sola; te escuchará siempre que quieras decir algo y, quizás lo más importante, sonreirá cada vez que tú lo hagas.

No tengo más que decirte, escucha siempre su voz, porque él siempre te quiere decir algo, como lo hizo cuando estaba aquí.

Quasimodo/2006

jueves, 22 de junio de 2006

Ahí estaré...

Quiero decirte que,
aunque físicamente no esté a tu lado;
haré que mi alma esté presente
dejaré que se separe de mi cuerpo por unos instantes
para que sientas que todo mi afecto está contigo.
Cuando escuches los aplausos de la gente,
haré que los míos vayan tan rápido como el viento,
que lleguen donde estés y se rindan ante ti.
En medio de tanta gente imagíname sonriendo orgulloso
porque en ese preciso momento yo lo estaré de ti.
Prometo que te acompañaré, te abriguaré y te aplaudiré
aunque físicamente no esté contigo...

Sólo me queda esperar que llegue el momento
en el que estés frente a frente contigo
para poder decirte todo lo que siento;
puedas sentir el calor de mis abrazos,
la fuerza de mis aplausos,
la dedicación de mis besos
que te tendrán como único motivo
y así te demostrarán cuan orgulloso estoy
como lo estuve siempre y
sobre todo en aquel momento
aunque físicamente no estuve a tu lado...

Quasimodo/2006

Te estoy viendo...

Te estoy viendo a los ojos
y deseo que tú veas lo mismo
que veas dentro de mí tanto como yo en ti.

Quisiera creer que el reojo es la señal,
quisiera creer que todo ello es cierto
y que quizás algo estés sintiendo.

Quisiera ilusionarme contigo
quisiera creer que tú también sientes
lo mismo que estoy sintiendo.

Mas un pensamiento oscuro me asalta
y creo que todo ha sido sólo un sueño
del cual estoy despertando bruscamente.

En el fondo aún guardo el deseo
que hayas visto en mí lo que guardado para ti
y aunque esa mirada haya parecido sólo un sueño,
pido a Dios que nunca jamás se haya acabado ese momento.

Quasimodo/2006

Para Rosa, una rosa...

Hoy tengo 2 presentes para ti,
mas permíteme hacerte entrega de sólo uno.
El primero de estos presentes es tan sólo una rosa,
el segundo presente que tengo es mi vida.
Permíteme hacerte entrega el día de hoy,
del sólo el primero de mis presentes: la rosa,
aquella que simboliza todo el amor
que por ti estoy sientiendo;
aquella que te haga recordar el día de hoy
que no existe en mí, mayor motivo que tú.

Con la vida, permíteme quedarmela aún
pues ella la destinaré únicamente
para poder regalarte día a día
rosas como la que hoy te entrego.
Permíteme mantenerme vivo
para poder cuidarte, quererte y estar contigo
hasta que ya no me queden más rosas que darte
ni minutos para vivirlos contigo.

Quasimodo/2004

miércoles, 21 de junio de 2006

Entrevista a mi mesita de noche

Estaba esa noche caminando rumbo a casa “masticando” la idea de una entrevista con mi mesita de noche. Me preguntaba cosas como, en primer lugar, si me quisiera dar una entrevista; o qué preguntas podría hacerle y, lo que creí peor, qué sería lo que me respondería. Conforme iba subiendo las escaleras del edificio donde vivo, me sentí como aquel aprendiz de reportero cuando lo envían a realizar su primera entrevista y le toca alguna personalidad del medio, y que encima, tiene la peor fama de todos. Escuchaba los latidos de mi corazón, las manos me empezaban a sudar, en fin, me sentía bastante nervioso al respecto.

Entré a casa, no había nadie pues mi hermana estaba de viaje, decidí sentarme en mi sala como esperando mi turno, aquella voz que dijera: Pase, el señor Mesita de noche lo está esperando. Estuve sentado en mi sofá unos minutos cuando, por propia voluntad, decidí entrar a mi cuarto, a mis sacrosantos aposentos donde el amo y señor, en ese momento, era el señor Mesita de Noche.

Apenas irrumpí en mi cuarto, sentí una mirada sobre mí que me seguía en todo momento. La ansiedad me estaba matando, así que decidí enfrentar al toro por las astas o, en este caso, enfrentar a la mesita por las patas. Bien formalito como la ocasión lo ameritaba, pues así me enseñaron mis padres, me detuve frente al anfitrión de turno y le dije en el tono más cortés que tenía en aquel momento, procurando no titubear: Buenas noches. Entonces un silencio sepulcral reinó la habitación por unos minutos, su arrogancia al no contestarme el saludo me ponía aún más nervioso que al inicio. Pensé que quizás había hablado muy bajo, presa del nerviosismo, entonces decidí saludarlo nuevamente: Buenas noches, Señor Mesita de Noche…

¡Ah Buenas noches, chico! Me respondió cual viejo canchero tratándome de dar algo de confianza. ¿Por qué tanta ceremonia? –Me dijo- he estado contigo desde que llegaste a esta casa; así que yo creo que tenemos algo de confianza. Esa afirmación me dejo atónito, con mis ojos puestos firmemente sobre él, fue entonces que mi boca empezó a balbucear algo que luego entendí lo que era: Lo que pasa es que como lo saludé y no respondió, yo creí que… Nuevamente el silencio reinó en el dormitorio, cuando de pronto una pregunta inocente me devolvió el alma al cuerpo: ¿Qué dijiste muchacho? Tremenda fue mi sorpresa que no me quedó otra cosa que repetirle lo dicho cuando irrumpió nuevamente: Lo que sucede es que ya estoy muy viejo y no escucho muy bien, a ver si puedes hablar un poquito más alto… decía mientras me dibujaba una sonrisa. Hice lo mismo, sonreí.

Estaba a punto de empezar formalmente la entrevista cuando él me dijo: Qué milagro que deseas hablar conmigo, siempre te veo pasar de un lado a otro, sobre todo en las mañanas o venir directamente a la cama con la ropa que llegas cuando lo haces casi amaneciendo sin decirme ni una sola palabra. Siento el peso de todos tus libros cuando lanzas tus folios de la maestría, los sacas y los vuelves a dejar sobre mi lomo, sería bueno que los leyeras de vez en cuando en lugar de sacarlos sólo a pasear, jajaja… Dicho esto, lo único que atiné a responderle, de manera timorata fue: Sí los leo… El viejo señor Mesita de noche, volvió a reír y a mirarme de manera desconfiada.

Entonces decidí que era momento de empezar a ser yo el entrevistador y él el entrevistado. En la maestría me encargaron que le hiciera una entrevista y bueno, no sé si podría empezar… Fue lo que llegué a decir cuando de pronto me mostró una cara de desconfianza y me dijo: Claro, si no es así no hablas conmigo, ¿no? A lo que yo le contesté: Es un buen método de acercamiento, ¿no lo cree? Usted tampoco no me dice nada, yo también soy un poco despistado… Entonces dijo: Bueno, eso si, eso si… jejeje… Cuando quieras muchacho, estoy dispuesto.

Empecé preguntando: ¿Cómo se siente en estos momentos? A lo que él respondió: Siento el peso los años sobre mí, a propósito, ¿podrías quitarme algunos libritos? Los que ya no leas, claro, jejeje… Sí claro -dije- entonces retiré algunos folios y los puse sobre mi ropero. Continué con el diálogo: ¿y ahora ya se encuentra mejor? –pregunté. Pues si, ya mucho mejor –respondió en el acto. Para contarte un poco de mí –continuó diciendo-, he vivido bastantes años con el dueño de la casa, hasta que su mujer se fue a vivir lejos y él se quedó solo. Éste hombre había vendido todo pues tenia una deuda importante que saldar, te digo esto porque había dejado las hojas de cobranza sobre mí –me lo dijo susurrando-. Por esa misma época empezó a leer poesía, yo jamás me lo hubiera imaginado, jeje… Pero en fin, me he dado cuenta que las personas cambian de acuerdo a las circunstancias. Pero si quieres que te confiese una inquietud, jovencito, siempre quise saber por qué nunca me vendió…

En ese momento me puse a pensar que quien tenía al frente era alguien tan interesante como cualquiera que me hubiera tocado entrevistar, entonces me pregunté ¿qué podría pensar, como estaría su autoestima? Entonces le dije: Seguramente no lo vendió porque era su mesita de noche también y lo llegó a estimar por ello. Fue entonces cuando percibí una sonrisa en la vetusta tabla magullada por los años: ¿Tú crees? -preguntó algo temeroso. Por supuesto, ¿no dice que le puso encima hasta papeles importantes? Así nomás no se confía en cualquiera. De pronto por lo dicho, yo mismo me estaba sentido mejor. Continuamos con la entrevista.

Le pregunté, ¿qué ha visto de mí que no vio con el dueño del departamento? Pues –contestó- que tú pones tu canguro siempre sobre tus libros, antepones ciertas cosas de gusto, e incluso diría banales, por algunas que son importantes. Como está en tus apuntes de Comportamiento Organizacional, prefieres hacer cosas urgentes a importantes. ¿Pero cómo ha podido leer…? -pregunté absorto- ¿No recuerdas que te mencioné lo las hojas de deuda del dueño? –Se justificó- Ah es cierto… –respondí resignado. Completó diciendo: He visto que eres un poco descuidado, a diferencia de la señora, que era muy ordenada. Supongo que eso es lo que más extraña el señor de ella, ¿qué será de su vida ahora?. ¿Se refiere a la vida de la señora? –pregunté de pronto. Si pues, desde que se separaron no he vuelto a saber de ella. Pensé que me llevaría pero… aquí me ves –dijo en tono apenado.

Estar aquí no puede ser tan malo… ¿o si? –pregunté. Bueno, para empezar ella me tenía con un mantelito bien bonito cubriéndome y no era mesita de noche, digamos que ocupaba un lugar en el pasillo donde sobre mí tenía una linda jarra… Era alguien importante. En su rostro se dibujaba una sonrisa de orgullo, de añoranza de viejos tiempos. ¿Qué es lo que más le desagrada de mí? –pregunté nuevamente. Que no dices ninguna palabra, que me cargas y cargas con cosas, que no me pones bonito… –lo miré con cara de asombro- ¡Oye! todos tenemos algo de vanidad, ¿o no? Bueno si, tiene razón –dije completándole la idea.

Bueno jovencito, de veras que me gustó la conversa pero me parece que ya es un poco tarde y necesito descansar, no por el hecho que sea una mesita de noche me voy a quedar despierto toda la noche, ¿no? Así no es jovencito, así no es… Conforme terminaba su discurso la voz se le apagaba como aquel sueño que va llegando a su fin y te toca despertar. Así fue, me levanté de la cama, me dirigí a mi mesita de noche, la desocupé un poco de cosas que ya no usaba, le puse un mantelito y le deseé que la pase mejor hasta la siguiente oportunidad que nos toque conversar.

Quasimodo/2006

martes, 20 de junio de 2006

El Nacimiento de Quasimodo

Era esa una noche de aquellas donde el frío no tenía compasión alguna de la gente. Las personas tan preocupadas en sus cosas, en sus "cadauneses", no hacía otra cosa que mirar de frente y seguir caminando, casi nadie observaba lo que sucedía a su alrededor, y tampoco se esforzaban por ello.

Estaban un grupo de personas reunidas, quizás con diferentes espectativas, pero con un objetivo en común. Al frente estaba alguien más que quien se pone delante de un grupo de personas a exponer un tema específico, estaba quien se convertiría en un amigo.

Nadie supo como ni cuando, pero encontró en Quasimodo algo que mucha gente no conocía, pues Quasimodo es tímido, encontró en él aquella habilidad que él mismo Quasimodo había guardado en la caja de zapatos que había escondida debajo de la cama. Llamó al frente a Quasimodo y lo expuso a la gente: Éste es -dijo para todos- conózcanlo... Y todo el mundo contempló a Quasimodo; algunos extrañados, otros desconfiados, y otros temerosos...

Lo que haya dicho Quasimodo esa noche quedó en el recuerdo de quienes estuvieron ahí. Entonces tomó la determinación de descubrirse por completo, de mostrar al mundo sus "cadauneses", su propia manera de ver el mundo, sus temores, sus amores, sus esperanzas. Espera que la gente lo llegue a estimar y querer así como és...

El Autor/2006