creyendo que aún estas ahí.
Le hablo de tí a la nostalgia,
cuando ella no deja de contarme
tan sólo recuerdos sobre ti.
Cuando llega la noche sueño contigo,
al arribar la mañana le pido al sol
que persuroso deje su lugar a la luna
pues mi necesidad de verte de nuevo
es tan grande que no bastan las horas del día
para esperar a que mi deseo se cumpla.
Le hablo de ti a mi soledad
mientras ella y la desdicha se mofan de mí,
le cuento nuestras anécdotas a la melancolía
y me dice risueña e incrédula que ya volverás;
la última de mis nuevas amigas,
la tristeza, me agarra tiernamente del hombro
y me invita amigablemente a llorar.
Quasimodo/2006
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